Unos
años antes de la masificación de internet el acceso a la obra de algunos
artistas no era tan sencillo como en el presente. La aparición de algunas
ediciones en CD y la reedición del libro “Víctor
Jara: un canto (no) truncado”, de Joan Jara, nos permitieron adentrarnos en
el sentir de este inolvidable cantautor chileno. Este artículo, escrito en junio de 1997, aborda
algunos aspectos de su vida y su obra.
Víctor Jara nació en
Chillán (provincia de Ñuble, Chile) en 1932. Sus padres se llamaban Manuel y Amanda y eran muy humildes. A
finales de los años 40 la familia se radicó en Santiago, la capital del país,
en busca de cierta prosperidad. Amanda comenzó a trabajar en un mercado. Es en
esta ciudad donde Víctor hizo amistad con el joven Omar Pulgar, quien le ayudó a perfeccionar sus conocimientos de la
guitarra. Estas enseñanzas, unidas al repertorio popular que escuchara cantar a
su madre, influyeron notablemente en su obra posterior. En 1950 falleció Amanda
y Víctor decidió ingresar en un seminario católico. En marzo de 1952 abandonó esa
institución al comprobar que no sentía una verdadera vocación religiosa. Poco
después realizó el servicio militar obligatorio. En 1954 ingresó al Coro Universitario, participando en la representación de Carmina
Burana; un año después se
desempeñó en una pantomima para la obra Valses nobles y sentimentales, basada en la música de Ravel. El año
siguiente, entusiasmado por un amigo, ingresó en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. En 1957 Víctor
comenzó a frecuentar el café “São Paulo”, donde conoció a Ángel y Violeta Parra, con quienes trabó amistad.
Sus
comienzos musicales
En aquella época Víctor conoció también a
unos muchachos que participaban de las clases de teatro y que habían formado un
conjunto musical folklórico llamado Cuncumén. Con ellos grabó una canción en 1957 y
llegó a participar regularmente en las presentaciones de este grupo sin dejar
el teatro. Dos años después finalizó sus estudios y dirigió por primera vez una
obra escrita por su amigo Alejandro
Sieveking. Su actividad como
director teatral lo llevó a conocer a quien sería su esposa, la bailarina
inglesa Joan Allison Turner. Miembro
del ITUCH (Instituto de Teatro de la
Universidad de Chile), llegó a ser reconocido como uno de los directores
más creativos de esa época. Ganó premios y recibió invitaciones para asistir a
festivales internacionales y mostrar sus obras en diferentes escenarios
mundiales. Pero nos dedicaremos más profundamente a reseñar su actividad
musical.
En 1960 emprendió una gira de varios meses
por Europa integrando el conjunto Cuncumén, con el que grabó en 1962 el disco “Una geografía musical de Chile”. Si bien Víctor se
separó del conjunto a fines de ese año, no dejó de tener vinculación con sus
integrantes. Comenzó a participar de la Peña
de los Parra junto a Rolando
Alarcón, Patricio Manns y los
hermanos Ángel e Isabel Parra. Su éxito en este espacio cultural lo llevó
a la grabación de su primer disco solista, que incluye canciones como El
cigarrito y Paloma, quiero contarte.
Música y
revolución
En los años 60 América Latina estuvo muy
influenciada por importantes acontecimientos políticos como la Revolución Cubana, que evidenciaban un
gran avance de las fuerzas de izquierda. En aquellos años surgió el grupo Quilapayún, del cual Víctor se convirtió en su director
artístico. En 1966 Víctor grabó su primera obra solista y en febrero de 1967
apareció un disco simple dedicado a Ernesto
Guevara titulado El
aparecido, editado por EMI-Odeon. En esta época los
mercados latinoamericanos estaban inundados de canciones en inglés, algunas
meramente comerciales y otras más genuinas, dentro de la denominada canción protesta.
En marzo de 1969, 250 policías armados, bajo
las órdenes del entonces Ministro del Interior, Edmundo Pérez Zújovic y del
gobernador de la provincia de Llanquihue, Jorge
Pérez, atacaron a 91 familias indigentes que habían ocupado tierras en las
afueras de la ciudad de Puerto Montt. Siete campesinos y un niño perdieron la
vida en la brutal represión y otras sesenta personas resultaron heridas. Cuando
Víctor leyó la noticia no pudo contener sus sentimientos y compuso la canción Preguntas
por Puerto Montt.
Nuevos
caminos
Las Juventudes
Comunistas crearon en 1968 el sello discográfico Jota Jota (conocido posteriormente como DICAP) a fin de dar a conocer obras que de otra manera difícilmente
hubieran visto la luz. A través de este sello apareció el disco de Víctor “Pongo en tus manos abiertas…”, con
canciones más comprometidas políticamente respecto a las de sus inicios, como Cruz
de luz (de Daniel Viglietti) y Movil Oil Special. El Primer Festival de la Nueva Canción Chilena
abrió un importante escenario para
los artistas: Isabel Parra,
Inti-Illimani, Patricio Manns… Víctor presentó su Plegaria a un labrador acompañado
por Quilapayún. Esta canción compartió el Primer
premio con Richard Rojas y su tema La chilenera. Víctor participó con los
citados conjuntos Quilapayún e Inti-Illimani de la campaña de la coalición de
izquierda Unidad Popular, la cual ganó las elecciones, llevando a la
presidencia a Salvador Allende. Esta
revolución pacífica abrió sus puertas a los hasta ahora desposeídos en su
propio país, mientras que se abrían nuevos espacios para la actividad cultural.
Víctor aceptó la propuesta de componer música
para la señal TVN (Canal 7), además de publicar sus discos “Canto libre” (1970) y “El derecho de vivir en paz” (1971). A principios de 1972 el artista y su familia
viajaron a Cuba. Víctor ofreció
recitales en toda la isla, mientras que Joan se dedicó a dar clases en la Escuela de Danza Moderna. Al regresar a Chile notaron que las cosas se
ponían más difíciles, ya que la oligarquía y las empresas multinacionales
ejercían presión para quitarle poder a Allende o directamente iniciaban
acciones de sabotaje que atribuían a supuestas falencias por parte del
gobierno. A mediados de aquel año el artista dio una serie de históricos conciertos
en Perú. A su regreso el clima político estaba
enrarecido y no se sabía que iría a pasar.
Canto libre
El 11
de septiembre de 1973 se produjo el
golpe de Estado por parte de una junta militar liderada por Augusto Pinochet. Las fuerzas armadas bombardearon el Palacio de la Moneda (sede presidencial) matando a Salvador
Allende. Comenzó una feroz represión persiguiendo a todos aquellos que estaban
comprometidos con el gobierno popular. Víctor cayó detenido junto a sus
compañeros docentes y alumnos de la Universidad Técnica del Estado, quienes
fueron llevados al Estadio Chile, convertido en campo de concentración. Pocos
días después, el cantor fue asesinado cobardemente por militares golpistas. Los
mismos que quemaron miles de libros y discos de artistas que desde ese momento
quedaban prohibidos. Posteriormente Joan
pudo rescatar el cuerpo de su esposo para darle
cristiana sepultura. Decidió regresar a su país de origen junto a sus
hijas, no sin antes entregar los discos y cintas de Víctor a quienes los
sacarían de Chile por valija diplomática.
Los militares ya habían arrasado la sede de DICAP en la calle Sazié,
destruyendo todas las cintas matrices allí guardadas. También ordenaron a las
compañías privadas destruir todo el material que poseyeran de artistas de la
Nueva Canción. Los verdugos de Víctor
Jara no imaginaron que, lejos de silenciar a este genuino artista popular, con
su muerte estaban dando paso al mito.
Breves
apuntes sobre su obra
Como hemos dicho, la mayor parte de los
discos de Víctor Jara fueron rescatados de discos de vinilo, prevaleciendo las
versiones monofónicas con algunos ruidos propios de ese formato. La
multinacional EMI conserva en perfecto estado las grabaciones de este artista,
pero sólo ha reeditado recopilaciones varias que excluyen una parte importante
de su repertorio. Los discos publicados
en el exterior varían los títulos y el contenido, confundiendo al eventual comprador. Hay ediciones del sello estadounidense Monitor y de las compañías europeas Pläne y Fonomusic. Estas últimas son las que se consiguen en Buenos Aires.
Los CDs editados por el sello español
son “Canto a lo humano”, “Desde Lonquén
hasta siempre”, “Te recuerdo, Amanda”, “Canto libre”, “El derecho de vivir en
paz”, “La población”, “Canto por travesura” y “Canciones póstumas”. En
Chile, la compañía local Alerce ha mantenido parte de su catálogo desde 1975,
aunque en dictadura hubo de ejercer autocensura, evitando las canciones más
comprometidas políticamente.
Edición
en vinilo de EMI Argentina
Especial mención merece el disco “Víctor Jara en México”. Se trata de
grabaciones realizadas en vivo en 1970 durante unos festivales de canto
revolucionario. La compañía chilena Alerce ha recuperado un material hasta
ahora inédito en Sudamérica, permitiéndonos escuchar en vivo al gran cantautor
trasandino.
La obra de Víctor Jara nos muestra lo más
genuino de la canción chilena y latinoamericana. El artista tuvo el privilegio
de vivir una época de importantes cambios políticos que pudo plasmar en sus
canciones más comprometidas. Son notables composiciones que, a través de sus
letras directas y sencillas en apariencia, develan un mensaje profundo y
humano, tal como era Víctor Jara.
H.R.V.
Junio de
1997
A partir de 2001, Warner Music
Chile reeditó la mayoría de los discos originales de Víctor Jara. Producidas
por Carlos Fonseca para la Fundación Víctor Jara, estas ediciones poseen varios
motivos de interés para los coleccionistas. En los casos necesarios se mejoró
notablemente el sonido, quitando ruidos de púa y dando una ligera sensación
estereofónica. Se agregaron títulos extra (discos simples y grabaciones en
vivo) y fotografías poco conocidas. Los discos se publicaron en Chile,
Argentina (salvo los CDs grabados en vivo), España y México.
También en 2001, EMI Music Chile
publicó en una caja de 2 CDs la mayor parte de sus grabaciones del artista en
la antología “Víctor Jara 1959-1969”. Incluye temas junto a Cuncumén y Quilapayún,
versiones alternativas, todo el material de los discos “Víctor Jara” (1967) y “Canto
libre” (1970) y un tema inédito: “Anduve”.
A finales de 2016 la Fundación
Víctor Jara anunció la reedición del material que publicó Warner en 2001, esta
vez en ediciones limitadas y en los formatos CD y vinilo. Las carátulas tienen
algunas diferencias en su diseño pero el material es prácticamente el mismo que
se publicó en aquella ocasión.
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