Espacio Tucumán
Suipacha 140, Ciudad de Buenos Aires
Viernes 9 de septiembre de 2011
El ciclo “Noche de Charanguistas”, que se lleva a cabo los segundos viernes de cada mes, se ha convertido en un referente ineludible para poder acercarse a las sonoridades de este noble instrumento en Buenos Aires. El gran trabajo que realizan Patricio Sullivan y Juan Pablo Gau no sólo en la producción sino también en la presentación del evento merece el mayor de los reconocimientos. La calidad de los artistas que se presentan en el escenario de Espacio Tucumán está fuera de discusión, reafirmando las opiniones que compartiéramos desde la primera velada de este año.
Patricio y Juan abren el espectáculo una vez más con obras variadas e interesantes: desde un tema del brasileño Pixinguinha, donde el charango se emparenta con el cavaquinho, pequeño instrumento de cuerdas, o una creación del propio Pato: Su niñez me dio motivo, dedicada a su pequeña hija, hasta el más conocido Camino a Potosí, del músico trasandino Freddy Torrealba. La guitarra de Juan Pablo, lejos de ser un instrumento secundario, complementa elocuentemente las sonoridades del charango.
La presentación de un grupo femenino genera expectativa. Se trata de Hasta otro día, integrado por Ximena Antonio (guitarra y voz), Ángeles Filgueira Risso (charango) y Elisa Vuksanovic (violonchelo). La combinación de instrumentos de cuerda nos deleita con sonoridades tan poco habituales como exquisitas. Un recorrido por el folklore regional nos acerca la Zamba para la viuda, de Gustavo “Cuchi” Leguizamón y la chacarera La vieja, de Mazzanti y los hermanos Díaz. A la vivacidad del charango se contrapone cierto tono melancólico del cello, lo que le da un aire distinguido a las versiones de este maravilloso trío. El tema de la película francesa Amélie, de Yann Tiersen nos confirma las primeras impresiones, hay en “Hasta otro día” solidez y frescura en la interpretación de las melodías. Hay también un tema propio, que lleva el mismo título del grupo, Hasta otro día, en ritmo de carnavalito, que dice “Desde que te conocí te hiciste dueño de mí”. Una obra de gran belleza donde el charango tiene protagonismo que se acentúa en el final, más intensamente. Antes de despedirse, las chicas nos deleitan con la cueca de Leguizamón y Castilla La arenosa, otro acierto en el repertorio. Ya estamos a la espera de nuevas presentaciones de este trío que dará mucho que hablar por su excelente nivel artístico.
Grupo Hasta otro Día: Elisa (cello), Ángeles (charango) y Ximena (guitarra)
Video: "Zamba de la viuda" por "Hasta otro día"
(por gentileza de "Noche de Charanguistas")
A continuación se presenta el multiinstrumentista Gustavo Patiño, bonaerense de nacimiento pero con gran arraigo en el interior del país. Ha vivido en la provincia de Jujuy, donde se nutrió de las sonoridades norteñas y andinas y actualmente reside en Córdoba. Su versatilidad en el conocimiento e interpretación de diferentes ritmos e instrumentos le permite alternar, por ejemplo, entre un takirari, una cueca y un joropo con total naturalidad y sin que se aprecie un “salto” abrupto entre un tema y otro. Jujuy de blanco es un tema que habla sencillamente de de la naturaleza, mientras que Escondido en mi país tiene implícita otra clave literaria. Pero Gustavo apenas comienza el tema y lo funde con una nueva chacarera: Tiempo de cambios. En la interpretación de estos temas, Patiño ejecuta sikus, charango, una singular guitarra sin caja y un instrumento de vientos llamado moxeño, que aparece a partir de la canción Escultor de sueños, que evoca sonoridades de la música celta, mixturada con la andina. Patiño evidencia una gran capacidad de crear climas a través de la música. Jonatan Vargas se luce en teclados, llegando a imitar las sonoridades del acordeón en algunos temas. La Danza de las estrellas es un huayno que también aporta reminiscencias de músicas europeas, interpretado exquisitamente con vientos y violín. Tonada para Remedios, de Willy Alfaro, permite un toque de humor: cuando le acercan al músico un vasito de vino, éste agradece a “Marcelina”, la protagonista de la canción. Franco Paredes aporta la singular sonoridad del bajo en el acompañamiento de todos los temas.
Gustavo Patiño con su singular guitarra
Video: Gustavo Patiño
(por gentileza de "Noche de Charanguistas")
Ejecutando el moxeño
Gustavo Patiño posee una increíble energía, que le permite tocar y bailar en el escenario, alternando instrumentos y danzas varias. El humor continúa a través del gato El mishterioso (sic) interpretado con la vivacidad que permite el violín. El recital de Patiño se convierte también en una completa clase de folklore andino: en la anteada Sarahuayco nos presenta al instrumento que da nombre al ritmo: la anata o tarka. Por otra parte, la ocarina, cuyo sonido imita el trino de los pájaros, crea un clima que evoca la naturaleza con todo su verdor. En los carnavalitos, el charango marca el ritmo junto a las percusiones de Emanuel “Manu” Paredes. Otro personaje que aparece es El chaski (mensajero de la vida) bajo el ritmo “calambeado”, mientras que el Tinku Por los caminos nos presenta la historia de “un peregrino de la soledad”.
Tocando el violín. Detrás: "Manu" Paredes (batería) y Franco Paredes (bajo)
Con su tarka o antara
Para el cierre se suman a Gustavo y sus músicos el charango de Patricio y la guitarra de Juan Pablo: un popurrí de bailecitos que incluye Viva Jujuy, de Rafael Rossi y El picaflor. El cierre es a todo ritmo con el huayno boliviano Salake, coreado por todo el público.
Con su charango. A su izquierda: "Joni" Vargas (teclados)
Con Patricio y Juan, un cierre a todo ritmo
Programación musical y coordinación de auditorio: Rodolfo Zerdá
Sonido: Horacio Salazar
Agradecemos especialmente a Juan Pablo Gau y Patricio Sullivan
Más información:
Gustavo Patiño: musicodelviento@yahoo.com.ar