Recital del grupo Los Jaivas
Teatro ND Ateneo
Paraguay 918
Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
Viernes 5 de abril de 2013
Surgido en
Viña del Mar en agosto de 1963 bajo el nombre High-Bass, el conjunto formado por Eduardo “Gato” Alquinta, Mario Mutis y los hermanos Gabriel, Eduardo y Claudio Parra
comenzó tocando en fiestas, casamientos y diferentes eventos en la región de
Valparaíso. Boleros, bossa-novas y otros ritmos de moda formaban parte de su
repertorio. Pero hacia finales de esa década, los muchachos comenzaron a notar
diferentes necesidades relacionadas con el arte y el espíritu. Gato partió
junto a su compañera sentimental a un viaje por otras tierras de Sudamérica y a
su regreso incentivó a sus colegas músicos a experimentar otras sonoridades. Blues,
música sinfónica y ritmos latinoamericanos formaron parte de la búsqueda de
identidad sonora. En 1970, tras los recitales de Piedra Roja (un intento de emular el Festival de Woodstock), el grupo decide castellanizar su nombre y
así comienza la historia de Los Jaivas tal
como los conocemos hasta la actualidad. Una lograda síntesis de rock y elementos
de raíz folklórica latinoamericana crearon una especie de “marca registrada” de
Los Jaivas, mantenida a lo largo de su carrera con inagotable creatividad.
En esta
presentación Los Jaivas asumen la
difícil tarea de sintetizar cincuenta años de labor artística en poco menos de
veinte canciones. El viaje musical, matizado con un interesante despliegue
visual que incluye fragmentos de videoclips e imágenes relacionadas con la
historia del conjunto, comienza con dos temas pertenecientes a su etapa
argentina: La vida mágica, ay sí!, y Pregón para iluminarse. Los Jaivas
se afincaron en la ciudad de Zárate tras el golpe de Estado en Chile en 1973 y
desde allí desarrollaron una fecunda labor artística, relacionándose con los
grandes artistas del rock nacional. La notable formación musical de cada uno de
los integrantes del grupo y el talento creativo se hacen presente en impecables
interpretaciones. La primera canción pertenece al disco “Canción del sur”
(1977), mientras que Pregón… forma parte de “Los Jaivas”
o “Indio” (1975), presentado con éxito los días 14 y 15 de noviembre de ese año
en el porteño Teatro Coliseo. Claudio
Parra, uno de los integrantes históricos del grupo, tiene a su cargo los
teclados y la dirección musical.
Claudio Parra
El primer
disco de Los Jaivas como tales tiene el nombre del grupo, pero es conocido como
“El volantín” por su dibujo de carátula. Data de 1970 y se editó una partida
limitada a quinientos ejemplares. De este disco es el tema Que o la tumba serás (sic),
que surgió de una improvisación percutiva escuchando los sones del Himno
Nacional Chileno. Carlos Cabezas asume
la voz principal del conjunto, interpretando también charango, violín y
vientos.
Carlos Cabezas
La sección
que recuerda el memorable trabajo “Alturas de Macchu Picchu” (1981), basado en
la obra de Pablo Neruda está compuesta por La poderosa muerte, Águila sideral y
Amor
americano, que incluye violín (Carlos Cabezas) y saxo, interpretado por
Francisco Bosco, quien también tiene
a su cargo voz, teclados, percusiones y vientos. El disco original es uno de
los más vendidos en la historia musical chilena y el fabuloso audiovisual
grabado en la mítica ciudadela inca ilustra la actuación de Los Jaivas para un
emocionado público porteño.
Francisco Bosco
Violeta Parra (1917 -1967) ha sido una destacada artista chilena, que
descolló en la recopilación folklórica y en su propia labor de cantautora, además
de incursionar en artes plásticas con resultados innovadores. El homenaje a
Violeta está plasmado en las peculiares versiones de Arauco tiene una pena y El
Guillatún, dos obras acerca de los pueblos ancestrales de territorios
que actualmente forman parte de la República de Chile. Cabezas y Bosco se
destacan en la interpretación de aerófonos mapuches conocidos como trutrucas,
mientras que Mario Mutis, también
miembro original del conjunto, toca el kultrum.
Francisco Bosco, trutruca
Mario Mutis, kultrum
Si tú no estás está dedicado a la memoria de Gabriel Parra (1947 -1988), percusionista
del conjunto fallecido en un accidente automovilístico en Perú. Su pérdida
mantuvo a Los Jaivas alejados de sus tareas artísticas por cinco años. En la
nueva etapa se incorpora como percusionista Juanita Parra, hija de Gabriel, que se dedica a esta labor con el
mismo talento que su recordado padre.
Juanita Parra
Mira, niñita, una de las composiciones más inspiradas
de la primera etapa de Los Jaivas, está considerada como “su segundo impacto
(discográfico) en septiembre de 1972”. Una bellísima canción surgida de la
inspiración de Gato Alquinta, coreada por toda la platea. Es precisamente a
Alquinta a quien está dedicada la canción La conquistada. Alan Reale toca
guitarra con maestría, a tono con la elaborada propuesta de Los Jaivas.
Alan Reale
La última
parte del recital incluye varias de las canciones más populares del grupo. La
primera de ellas es la cueca de Violeta Parra Violeta ausente, seguida
por Hijos
de la tierra (1995) y Sube a nacer conmigo, hermano, uno
de los temas más difundidos del citado disco “Alturas de Macchu Picchu”. El muy
popular Mambo de Machaguay, de Luis Pizarro Cerrón es muy celebrado por
el público, matizado con la presentación de cada uno de los músicos. Francisco
Bosco aprovecha la ocasión para tocar en saxo un fragmento de El
derecho de vivir en paz, de Víctor Jara. Tras una aparente despedida,
Los Jaivas regresan a escena para finalizar el concierto con el “himno” Todos
juntos que los consagró a nivel internacional en 1972.
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