“He preferido hablar de cosas imposibles,
Porque de lo posible se sabe demasiado”
(Silvio Rodríguez)
Poco se conoce en Argentina (salvo en el noroeste de nuestro país) acerca de los charanguistas nacionales. Si exceptuamos la inconmensurable labor de Jaime Torres, ha habido escasa difusión de la obra de otros ejecutantes de este instrumento. Felizmente soplan vientos de cambio.. Hoy nos referiremos a Damián Verdún, músico rosarino que ha publicado el año pasado su CD “Aguarriba”.
Lo interesante de Damián es que aprovecha al máximo la versatilidad del charango para incursionar en distintos ritmos, la mayoría basados en nuestra música de raíz folklórica. Comienza el disco con una chacarera de Atahualpa Yupanqui, “La colorada”, que recuerda la ejecución del citado Jaime Torres, a quien tanto hemos disfrutado. “O astronauta”, obra de los brasileños Vinícius de Moraes y Baden Powell, es un hallazgo interesante, donde el charango emula maravillosamente el cavaquinho tan típico del país hermano. “El porã” es un chamamé de Horacio Castillo, basado en la versión guitarrística de su autor; en tanto, “El cosechero”, del cantautor misionero Ramón Ayala, comienza con hermosos acordes punteados. El clima va in crescendo con la incorporación de bandoneón y guitarra, a cargo de Cristian Gustafson y Claudio Devigli, respectivamente. “Jú y las mariposas” es una de las composiciones propias de Damián, de estilo intimista y que rememora sonoridades del arpa.
Raúl Carnota aparece en calidad de autor con un gato: “El tímido”, mientras que el huayno de Mauro Núñez “Charango y bajo” aporta una interpretación más elaborada y vivaz. Venezuela está presente en el disco a través de una composición del famoso autor Simón Díaz (nacido en 1928): “Tonada de la luna llena”. Damián suma al charango las sonoridades del ronroco (variedad del instrumento citado, de mayor tamaño) y el cuatro venezolano. La hermosa voz de Juan Iñaki brinda un atractivo aun mayor a esta tonada llanera. “Sur”, tango asociado a la voz de Roberto Goyeneche, se hace presente en una lograda transcripción en ronroco, mientras que la zamba Un abrazo y la vidala Arrullito (del propio Damián) aportan una tranquila sonoridad que contrasta con la vivacidad de otros temas. En un disco con tantos ritmos diferentes cabe destacar el buen nivel en la ejecución de las obras.
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