El charanguista colombiano Daniel Amaya, exintegrante de los grupos "Yaku" y "Aiqui" presenta su primera obra discográfica en calidad de solista.
"El fin del mundo"
Daniel Amaya
Ardilla Producciones
Colombia, 2022.
Disponible en plataformas digitales.
El suave y rítmico rasgueo del charango nos da la bienvenida a esta interesante producción. En entrevista exclusiva con Trova Andina, Daniel Amaya nos cuenta acerca de sus inspiraciones: "El fin del mundo es el nombre de una cascada que queda en el Putumayo, una región de la Amazonía colombiana. Estuve visitando ese territorio y casualmente estaba en un tiempo de cambio muy grande en mi vida donde sentía que todo terminaba; después de transitar ese fin de mi mundo sentí que la vida me abrió muchas nuevas posibilidades, muchos viajes, y una nueva manera de abordar la música, que dio como resultado este disco. Por eso es el primer tema del álbum porque, paradójicamente, fue el final que dio inicio a todo". Rasgos oníricos e inspiraciones orientales se funden con el particular sonido del instrumento andino, acentuando el sentimiento introspectivo del artista.
"Empecé en la música desde niño con la guitarra, pero a medida que iba creciendo mis intereses fueron cambiando a otros instrumentos. Creo que mis influencias musicales fueron muy diversas gracias a eso. Cuando empecé en la guitarra fui rockero, bluesero, y hasta alcancé a estudiar un poco de jazz. Después, con el tiple, toqué mucha música colombiana; en la quena y la zampoña, música andina de varios países y, por último, llegué al charango, donde dejé de intentar encajar en géneros musicales y empecé a hacer mi música de la manera más libre que puedo".
Sirio es el segundo tema del disco, cuyo desarrollo permite reconocer aerófonos andinos junto a otros instrumentos: "definitivamente hay fusión de varios géneros en mi música, pero en el fondo nunca ha sido mi intención, yo sólo trato de componer libremente. Es sólo que inevitablemente las influencias salen y exponen tu historia", nos cuenta gentilmente Daniel. En Nostalgia aparecen claras influencias del folklore andino mixturadas con un lenguaje musical rico y personal: "Mi música se basa siempre en mis vivencias, cada canción tiene una historia y es el resultado de intentar contar sin palabras algún suceso, pensamiento o sentimiento. Se podría decir que algunas de las situaciones que más me han inspirado son los viajes, ya que viajando uno siempre se encuentra con lo sorpresivo o lo diferente".
El vivaz ritmo santiagueño se refleja en la exquisita Chacarera de la ardilla, que "nace de unos viajes a varias ciudades de los Estados Unidos donde pude ver muchísimas ardillas. Me parecieron animales muy divertidos, llenos de energía y alegría mientras buscan su comida. De hecho, en algunas partes son muy sociables aunque sean salvajes, y yo podía pasar horas disfrutando de su compañía. Me pareció muy similar a los músicos que trabajamos y estudiamos con mucha alegría, porque cuando trabajas en lo que te apasiona las horas se pasan sin darse cuenta".
Video: Chacarera de la ardilla
(versión con Felipe Naranjo)
© Daniel Amaya
"Siempre me ha encantado la música argentina. Aunque nunca he viajado allí he tenido varios amigos argentinos que me cantan y cuentan de su folklore. Creo que lo que me conecta a los ritmos argentinos es su amplia apertura para ser explorada: por ejemplo, el bombo en la chacarera tiene muchísimas maneras de tocarse y aún así puedes reconocer cuando suena a chacarera. A veces el folklore es muy rígido y no permite ese nivel de exploración; a mí me gusta sentirme libre y en los géneros argentinos encuentro muchas posibilidades. En pocas palabras, creo que la chacarera me genera ganas de jugar y me pareció apropiada para dibujar a esas ardillas".
Yerako nos trae sonoridades de los pueblos amazónicos. El personal lenguaje rítmico del artista da paso, promediando el tema, a un loop que funciona como nexo entre esta melodía y su continuación; la marimba evoca las danzas y los rituales de los uitotos y se vuelve a fundir con la música original, cerrando un interesante concepto musical. Guitarra, charango y percusiones dan vida a la Canción del eco, que, aun con elementos familares para el oyente del extremo sur del continente, configura un relato a la vez íntimo y altamente expresivo en matices.
El séptimo y último tema de esta producción se titula Alas blancas y está desarrollado como una melodía reposada e introspectiva. La suavidad de cuerdas y vientos apenas está matizada por una cuidada percusión, lo que permite disfrutar la armoniosa inventiva del compositor.
Respecto a la posibilidad de presentar esta obra en vivo, Daniel Amaya nos dice: "Después de la pandemia empecé a dedicarme mucho a la producción musical, pero en realidad lo que más me gusta a mí es tocar. Va a tomar tiempo reunir al grupo para tocar como suena el disco, ya que yo grabé las guitarras, charangos y flautas. Entonces tendré que encontrar la gente indicada y ensayar. Mientras tanto seguiré tocando de manera solista, que también me gusta por la intimidad que se logra".
Página oficial del artista con enlaces a YouTube, Spotify, Apple Music y Bandcamp:
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