PÁGINAS

miércoles, 22 de abril de 2020

Nicolás Cardoso presenta "Wiphala"

En entrevista exclusiva, Nicolás nos habla de su trayectoria artística y de su nueva producción discográfica.


Músico y docente, Nicolás Cardoso tiene en su haber participaciones en importantes eventos artísticos como el Festival Internacional "Charangos del Mundo" y los ciclos de conciertos "Noche de Charanguistas" y "Charangos al Oeste", entre otros. Ha publicado tres discos: "Sapikuna" (2010), "El canto del viento (Yupanqui en Charango)" (2016) y el flamante álbum doble "Wiphala". En diálogo con TROVA ANDINA, Nicolás nos habla de su nuevo disco y de su actividad musical en general.

¿A qué edad comenzaste a estudiar música?

En la música me inicié de manera autodidacta, con la guitarra. Fui copiando cosas que me pasaban mis amigos y recurriendo a mi oído. Por algunos consejos que recibí y por dedicación personal en escuchar e imitar lo que quería lograr fui empezando a tocar sin demasiado conocimiento. Así me inicié: con la guitarra como "juego", en la adolescencia. El interés de dedicarme a la música con mayor seriedad surgió mucho después. Fue un espacio creativo mío pero no lo veía como modo de vida. Cuando fue creciendo mi búsqueda de identidad comencé a interiorizarme en qué somos, quiénes somos, y de esa manera comencé a sentir especial arraigo en el noroeste argentino (NOA). En algún punto ya lo tenía de antes, porque de pequeño he convivido con objetos y fotografías provenientes de la región andina. Entonces me resultó muy natural esa búsqueda. Fue una búsqueda de sentirme representado por la tierra en la que vivo (más allá de que vivo en Buenos Aires) y una tierra en el sentido continental, hablando en esos términos. Eso me fue inclinando hacia otros instrumentos entre los cuales, por supuesto, el charango ocupa un lugar principal, pero no fue el primero ni el único. He tocado instrumentos de viento (aerófonos), principalmente sikus, también algo de quena, anata o tarka (son los dos nombres que recibe). Fui a un taller de vientos andinos dictado por Fernando Barragán, donde la enseñanza trataba de estimular el sentido comunitario del toque. Posteriormente fui sintiéndome más atraído por el charango y sintiéndome más cómodo con el instrumento. Al igual que la guitarra, comencé a probarlo de manera autodidacta, pero, por ejemplo, con el método "ABC del Charango" de Ernesto Cavour, o un sitio de Héctor Soto, que en su momento era la única página que había (cerca del año 2000) con posiciones y acordes, algunas tablaturas de algunos temas de él que yo mucho no conocía, además de algunos clásicos del charango y la música andina como El cóndor pasa y El humahuaqueño. Esos son los dos instrumentos con los que comencé y con los que sentí que la música era algo más que un pasatiempo. 

Los viajes al NOA fueron muy importantes para mí, para conectarme con esa música. Una cosa es escuchar música grabada, otra cosa es escuchar música en vivo, y otra es escuchar bandas de sikuris en Tilcara. Esto lo viví de manera previa a incursionar en estos instrumentos; fue la manera en que me fui acercando a ellos. También al charango en una peña popular del Norte, lo cual no es lo mismo que escucharlo en Buenos Aires o en una grabación. Todo eso va "sedimentando" y uno va copiando sonidos y cuestiones que uno va escuchando. En un momento todo eso me fue orientando hacia el aprendizaje de la música, en estudiarla, como vos decís. Fui a la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA) pero no completé la carrera, sino que me inicié. Me ayudó mucho [Héctor] "Toro" Stafforini en cuestiones de la mano derecha, de arpegios. Es alguien que estudió mucho el instrumento pero que también le puso pasión. Tomé muchas enseñanzas de él pero no seguí la carrera. Fui tomando clases particulares con René Careaga, quien también me supo trasmitir toda esa vivencia de la tierra del instrumento, con toda su carga identitaria. También tomé clases particulares con Marcelo Díaz, quien me fue enseñando aspectos de teoría y armonía aplicados al folklore. Para ese entonces yo tocaba el charango pero sentía que me faltaba conocer qué era lo que estaba haciendo. Y me siento un músico un poco extraño, porque para aquellas personas que tienen estudios musicales, estudios académicos, soy muy orejero, muy autodidacta. Y los músicos autodidactas me consideran alguien con estudios. Yo soy como un "intermedio": tengo conocimientos pero tengo mucho de autodidacta. Cada aprendizaje que recibí lo fui tomando y lo fui recreando, apropiándome de conocimientos nuevos y comparando, escuchando, probando.

¿Cuáles han sido tus principales referentes en el mundo de la música?

Entre los músicos que admiro está, por supuesto en charango, Jaime Torres, quien es una referencia, un músico que tuvo una sensibilidad muy especial, una interpretación muy sentida: esos silencios, esos toques rítmicos, todo lo que hace a la interpretación del charango disfruto mucho de escucharlo, la forma en la que tocaba el instrumento. Sin dudas es el charanguista que más he escuchado. No es el único pero sí con el que me siento más representado por lo que lograba con tanta expresividad. También Ernesto Cavour: no tanto su velocidad como su creatividad, aunque en ese punto no hay como Mauro Núñez, quien tuvo la creatividad para recrear la música tradicional con parámetros propios. Es un sonido al mismo tiempo tradicional y novedoso al ser música pensada desde el charango y para el charango. De él hay muy poco material disponible para escuchar, pero lo poco que llegó a nosotros es increíble, como su versatilidad para crear música para distintos tipos de charangos.
En guitarra, Atahualpa Yupanqui, sin dudas. También Alfredo Domínguez, un guitarrista boliviano que no es tan conocido en Argentina y que ha tocado mucho con Ernesto Cavour, con un sonido muy autóctono, muy lindo, muy expresivo. Me gustaba mucho el toque de guitarra de [Jorge] Cafrune, es algo que me llega mucho. Muchas veces se suelen nombrar músicos con nombre y apellido, pero también tengo como referencia gente que no va a figurar en Spotify o en un disquería, no van a salas de conciertos pero están ahí, en los pueblos, y que no los podría nombrar porque de muchos de ellos no sé los nombres. Pero me ha influenciado mucho conocer la música en el lugar, como por ejemplo, una banda de sikuris en Tilcara o escuchar un encuentro de copleros en Amaicha del Valle. Esas vivencias son, sin duda, una referencia musical, pero no podría--sin dudas--nombrar una persona reconocida. Tal vez sí en esa búsqueda de lo que es el canto con caja. Yo siempre trato de llevar esa expresividad y ese sonido, de alguna manera, al charango. Esa podría decir que es una referencia musical importante, esas músicas y músicos populares que no son normalmente reconocidos. Leda Valladares ha hecho un trabajo importante de recopilación; Mariana Carrizo hace unos años que es reconocida, Valentín Chocobar también. Con él he encontrado algunos espacios de participación común, coincidiendo en ciclos de música y grabado juntos: él participa como invitado en uno de mis discos. Esa forma de cantar es el alma, la expresividad de la música del norte argentino. 



Este nuevo disco, "Wiphala", contiene varias composiciones tuyas. Sabemos que el sentir que se expresa en ellas proviene no sólo del estudio de los ritmos del NOA sino también de tus propias vivencias en ese ámbito.¿Qué nos podés contar sobre esto?

Excepto Kokena, una composición que tiene muchos años, todas las demás fueron surgiendo espontáneamente en mis últimas recorridas por el NOA: por Jujuy y Salta. Algo que me dio mucha alegría fue poder presentar mi último disco (el anterior, de 2016) en Tilcara, en San Salvador de Jujuy y en la ciudad de Salta, en varias oportunidades, durante 2017 y 2018. Junto con las presentaciones he vuelto a recorrer lugares que ya conocía (la Quebrada de Humahuaca, Chicoana, en los alrededores de Salta), he tratado con gente, participado en espacios como la Corpachada*. Me he reencontrado con amigos, he ido a peñas, cuestiones que te llenan de una energía particular que, de alguna manera brotó y se transformó en composiciones. No las podría definir como algo muy concreto, porque no hay una ocasión. Simplemente surgen; por lo menos en este caso fue así. Kokena la había grabado en mi primer disco. En esta ocasión la recreé con otro temple. Los otros temas a medida que iban surgiendo los iba grabando y hasta regrabado, porque hay varios a los que he probado con diferentes instrumentos. Fui grabando y fueron surgiendo temas: algunos propios y otros versiones que integran el álbum doble.

También te animaste a cantar: algunos temas poseen textos en quechua.

Por lo que vengo contando sobre mi búsqueda de identidad, ese elemento de referencia que vengo buscando en la región andina, que fui construyendo yo o que me buscó a mí, es lógico--para mí, por lo menos--que si me iba a animar a cantar en algún momento lo fuera en quechua. No fue una casualidad: para mí esto tiene un sentido muy especial, porque es una manera de reivindicar nuestra identidad, nuestras raíces. Hablo en plural y hablo de todos porque considero que, más allá de que yo tenga este sentido especial de pertenencia con el NOA, continuidad de la región andina en general, creo que los argentinos tenemos una identidad anclada en este continente que nos han enseñando a negarla o invisibilizarla. Por eso creo que todo lo que hago alrededor de la música, ya sea como docente o como intérprete, gira alrededor de visibilizar esto, hacer un pequeño aporte para saber quiénes somos, o por lo menos divulgar un sentimiento de pertenencia a nuestra tierra. O sea que la elección de hacer temas en quechua tiene que ver con eso, como también tiene que ver la elección de los tipos de ritmos y melodías en temas instrumentales. Son temas que me han gustado mucho desde hace años y no había podido hacer por no tener la posibilidad, porque a veces hay música que queda bien instrumental y a veces no. La vidala Añorando el Carnaval es un ejemplo: tiene una bella melodía pero en versión instrumental siento que le falta algo.  Yo creo que es una suerte no haberla podido hacer instrumental antes (cuando aun no me animaba a cantar) porque le hubiese sacado su esencia: es una vidala quichua. Esa parte de la identidad es muy importante en esa vidala. La parte cantada es muy importante. Es una parte de nuestra identidad oculta, tapada, negada. Fue bueno animarme ahora a hacerlo con la voz. Algo similar pasa con Karallanta: me gustó siempre, pero las veces que la quise hacer instrumental no era lo mismo y, bueno, llegó el día que me animé a cantar y probé hacerla en parte instrumental, en parte cantada, y salió así. No estoy totalmente conforme con mi desempeño en la voz, pero es un aporte importante, precisamente por esta observación que vos hacés: que son todos temas en quechua. La vidala tiene algunas frases en español, pero es la manera en que la lengua se va entreverando. También en el castellano original [de esta región] aparecen palabras quechuas, como parte de nuestra historia. Las personas que hablan esta lengua usan palabras en español y, a veces, la música popular refleja eso. Y Sauteñita es un lindo huaynito que jamás había escuchado grabado por nadie, ni tampoco en escenarios ni ningún lugar. Es un huayno que yo descubrí por una recopilación de Isabel Aretz realizada en Jujuy hace muchísimos años y es una obra recopilada con un grabador a una persona que estaba cantando. Nada más. Me gustó la melodía, me gustó que está en quechua y decidí hacer una versión. 

Por otra parte, también tocás la guitarra en algunas melodías, como Zamba del Xibi Xibi, con reminiscencias de Jorge Cafrune...

Con respecto a la guitarra, que toco desde antes, nunca me dediqué como al charango, entonces para mí también fue como animarme. Usar la guitarra, expresarme en un instrumento distinto al charango. Hace más de diez años que toco este instrumento; con la guitarra quise reflejar esa experiencia con el charango en un instrumento que conozco pero que no toco con la misma destreza. La búsqueda de la música popular parte de lo autóctono. Cuando hice Lavanderas del Río Chico utilicé el charango y me gustó, pero cuando la probé en guitarra sentí que le daba un toque especial. Me gustó como quedó y me animé a hacer otros temas como la Zamba del Xibi Xibi, una composición mía pensada originalmente en charango y al pasarla a la guitarra sonó así. Puede que haya una reminiscencia de Cafrune porque es un artista que admiro y que me gusta como toca.

Río Xibi Xibi a su paso por San Salvador de Jujuy

El Volumen 1 posee ritmos variados: huayno, cueca y zamba, por ejemplo.¿Cómo van surgiendo estas expresiones en el proceso creativo?

Como explicaba antes, son inspiraciones que surgieron de forma natural al conectarme con vivencias y paisajes, lugares del NOA que desde Buenos Aires los he añorado. Cuando estoy allá siento la felicidad del reencuentro con esos lugares y su gente. Pero no hay un proceso de composición que pueda explicar. Fui improvisando y fueron saliendo todas. 

El Volumen 2 es un homenaje a grandes músicos y creaciones del repertorio folklórico andino. ¿En qué basas la selección de los temas?

Fui componiento temas con espontaneidad, y cuando tuve varios me dije "estaría bueno hacer un próximo disco donde predominen temas propios". Los fui grabando de a poquito: de a uno o de a dos. Mi idea era hacer más temas propios pero no únicamente. A la vez iba grabando temas que son significativos para mi. No me lo propuse, simplemente los iba grabando. De hecho, muchos quedaron afuera porque fue creciendo la cantidad de temas que tenía grabados y en un momento me pareció que estaría bueno un disco doble en el que el primero sea de temas propios y el segundo de versiones. Después me gustó incluir 9 propios y un huayno tradicional en el Volumen 1, y al revés: 9 versiones de temas que ya existen y uno propio, que en realidad es una Improvisación que surge en el estudio para el Volumen 2. No fue un proceso de selección: realmente lo lindo de este disco es la espontaneidad que hay detrás. No fue planificado, sino que fue surgiendo. A medida que iba grabando los temas propios hacía lo mismo con temas que tenía ganas de tocar y fueron apareciendo.


El álbum doble, que pronto estará en plataformas digitales, también será presentado en CD cuando estén dadas las condiciones. ¿Qué importancia sigue teniendo el disco para vos, más allá de las nuevas tecnologías?

Respecto al disco como objeto, las costumbres cambian. Yo quise darme el gusto de entregarlo como objeto. Cuando edité la producción anterior, muchos me preguntaban si no estaba subido a sitios como Spotify o YouTube y finalmente lo terminé subiendo. Uno va aprendiendo y se va dando cuenta, adaptándose a las circunstancias. También me pasó a mi: yo comencé a escuchar mucha más música digital desde que subí mis discos, porque empecé a entrar a esas plataformas. Es cómodo escuchar música de esa manera: uno ya la tiene disponible sin tener que andar buscando. Uno entiende por qué se ha difundido tanto. De todos modos, sí, escuchar, elegir el disco, agarrarlo tiene una cuestión mucho más emotiva que no se puede reemplazar. También hay circunstancias económicas: es más económico editar los discos de manera digital. En estos últimos tiempos, con la cuarentena y tener que adaptar nuestras actividades al modo virtual y hacer todo desde nuestras casas contribuyó a editar este disco de manera digital. No descarto imprimir algunas copias en formato físico más adelante: es lindo, aunque hoy tiene más demanda el disco digital. 

Has comenzado a presentar este material a través de recitales semanales en redes sociales. ¿Qué opinas de esta tendencia en tiempos de cuarentena?¿Cómo ha respondido el público que sigue y admira tu arte?

Hacer los recitales por Facebook es algo totalmente novedoso para mí. Hay mucha gente que ya venía haciendo transmisiones en vivo (quizás no recitales desde su casa). A raíz de esta situación aprendí a hacerlo, un poco por la necesidad de difundir y un poco por la incertidumbre: uno no sabe cuándo va a poder hacer música en vivo, como lo hacíamos meses atrás. Me pareció que era una buena manera de presentar el disco, virtualmente, a la distancia. Estoy tocando los sábados y el hecho de tener un disco doble me permite tocar varias veces: la lista de temas rara vez será la misma, más allá de algún u otro tema que pueda repetirse. También la gente que ve la transmisión un día no es necesariamente la misma que la que se conecta otro día. Es una manera de compartir mis nuevos temas, tanto los propios como las versiones. La desventaja es que nunca he grabado bases, ya sea para acompañamiento de guitarra o de charango y no me gusta tocar en vivo con pistas, hay una frialdad que no me gusta. En el disco toca Damián Ranieri. Más adelante, cuando las condiciones sanitarias y sociales estén dadas, haré alguna presentación más "tradicional", con público y me sentiré feliz de poder mostrar, además de estos temas que hago solo, hacer aquellos en los que participa Damián en formato de dúo más algunas novedades que venía planificando a comienzos de año. En estas circunstancias he cambiado la manera de hacerlo. Creo que es una buena manera de llegar a más gente, contactos de Facebook que quizás sean otras personas distintas a quienes nos van a ver. 

Muchas gracias.

Nicolás Cardoso
"Wiphala" Cuerdas de nuestra tierra
Producción independiente
Argentina, 2020


Volumen 1
1. Wiphala
2. Chaski
3. Kokena
4. Viento de la Puna. Con Damián Ranieri
5. Karallanta (huayno tradicional) Cantado
6. De Chicoana a Purmamarca
7. La entreverada
8. Koktaka
9. Resistencia kalchakí
10. Zambita del Xibi Xibi

(Compositor: Nicolás Cardoso, salvo el indicado)

Escuchar aquí



Volumen 2
1. Ch'isi (Jaime Torres)
2. Lavanderas de Río Chico (Gustavo Leguizamón)
3. Añorando el Carnaval (Julio Domingo Ayunta) Cantada
4. Arbolito (La bolivianita) (Tradicional) con Damián Ranieri
5. Aires de Puno (Jaime Torres)
6. Pobre, mi negra (vidala tradicional)
7. Improvisación (Nicolás Cardoso)
8. Linda purmamarqueñita (José María Mercado)
9. Sauteñita (Huayno tradicional. Recop. Isabel Aretz) Cantado
10. El arriero (Mauro Núñez)

Escuchar aquí

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Referencias:
*Corpachada: uno de los ritos consagrados a la Pachamama (Madre Tierra), a quien se le realizan ofrendas.

miércoles, 15 de abril de 2020

Charanguistas en Casa: cuarta serie de conciertos

La exitosa convocatoria #CharanguistasEnCasa abre su cuarto capítulo con dos conciertos el miércoles 15 y el jueves 16 de abril


En el contexto de aislamiento social por la pandemia de coronavirus, los músicos se comunican con su público a través de las redes sociales. La exitosa transmisión en línea (streaming#CharanguistasEnCasa, inaugurada recientemente, se mantiene con una nueva grilla de músicos sudamericanos. Compartimos dos fotos con el diseño original de los organizadores, en el que se indican los horarios de transmisión para los distintos países. Cada presentación dura unos 20 minutos, y pasado ese lapso, cada músico da un pequeño espacio para que los seguidores puedan contactarse con la transmisión del siguiente artista. Hay que prestar atención porque la mayoría transmite por Instagram (IG) pero otros músicos lo hacen por la red social Facebook (FB), como se indica.




viernes, 10 de abril de 2020

Entrevista a Eduardo Cornejo

Músico y luthier, Eduardo Cornejo Miranda nos habla de su trabajo artístico desde San Vicente de Tagua-Tagua, en la VI Región chilena.



Tú te dedicas desde hace varios años a la construcción de instrumentos de cuerda, que no sólo son charangos y guitarras. Cuéntanos sobre otros cordófonos que tú construyes de manera artesanal.

Mira, yo comencé con la luthería hace 20 años, más o menos, en el taller de Jorge Espinoza. Fui alumno de Jorge en su taller de San Telmo, por dos años. Con él aprendí a construir charangos y cuatros venezolanos. Después estuve trabajando solo en Buenos Aires, y hace como 10 o 12 años me vine a Chile. Acá hice la Escuela de Luthería y también comencé a incursionar en otros instrumentos de cuerda pulsada de Latinoamérica. He hecho casi todos los instrumentos de cuerda pulsada de acá, de Latinoamérica: tres cubanos, tiples colombianos, cuatros venezolanos, todos los tipos de charangos, ukeleles, arpas, guitarras, guitarrón chilenos, un montón de cosas. 

Te hemos conocido en el Festival Charangos del Mundo, evento que ayuda mucho a difundir la actividad no sólo de los músicos, sino también la de los luthiers.¿Has participado en eventos similares?

Mira, aparte de ese evento donde nos conocimos, que fue en Valparaíso, tuve oportunidad de viajar a Chiloé, también por "Charangos del Mundo", y he participado en actividades de diversa índole: del grupo Merkén, que ha hecho actividades en un teatro de San Joaquín, donde hemos expuesto varios de nuestros instrumentos, también en la Sociedad del Derecho de Autor (SCD), en Santiago, en un evento que hizo Ítalo Pedrotti para el lanzamiento del segundo volumen de [el disco] "Charango. Autores chilenos", entre  otras. También hemos hecho exposiciones en el extranjero: en Inglaterra y en Francia (Toulouse), en la Exposición de Guitarras e Instrumentos de Cuerda, uno de los eventos más grandes de Europa. Tuve la oportunidad de participar dos veces allí. 

Una de las cosas que ha ayudado a difundir bastante la actividad con el charango, y en realidad con la luthería, fue haber ganado el Premio "Maestro Artesano Contemporáneo". Hicieron visible el reconocimiento a la labor de la luthería a través de este premio, y eso me parece que fue un paso importante también, porque se hizo visibles a los artesanos que hacemos instrumentos, y esto implica también lo del charango.

Además, has desarrollado una labor musical junto a Diego Barrera y Juan Manuel Morales ¿Qué nos puedes contar de las giras del grupo? ¿Han grabado un disco?

Juan Manuel falleció hace un año y medio, más o menos, justo 10 días antes de hacer una gira por Europa. Pero Diego ha sido mi compañero. Con Juan hemos llegado a grabar un disco que se titula "Viaje", donde hay temas de nosotros, temas de folklore latinoamericano: hay un aire de chacarera, hay golpe venezolano y música instrumental también, como una composición que hice para charangón (o ronroco, como le dicen en Argentina). El disco lo grabamos con Germán Cantero, en el estudio Ballena Bonsai, en las afueras de Buenos Aires (Escobar). Hicimos el disco porque teníamos un repertorio bastante tocado. Como yo había estudiado músicoterapia con Germán (el sonidista) nos fuimos para allá, con la onda que había. Salió un disco muy lindo.

Video: Amalia Rosa
por Edu, Juan y Diego

Con Diego Barrera, mi fiel compañero, hemos viajado por Europa también, tocando en Francia e Inglaterra. Este año teníamos pensado ir otra vez en septiembre, pero vamos a ver qué pasa. El disco tuvo su lanzamiento en Santiago, también en San Vicente de Tagua - Tagua (en la región en la que vivo) y tuvimos la oportunidad de tocar con Los Jaivas, con Inti - Illimani, con Illapu, con Quilapayún, con muchos de los grandes de acá. Ahora estamos volviendo a retomar todo porque se integró un contrabajista, Jorge Oróstica. Volvimos a ser tres y estamos armando repertorio para un segundo disco. 


Has estudiado músicoterapia.¿Qué experiencias has tenido en ese campo?

Mira, no he llegado a terminar. Hice 5 años en la Universidad de Buenos Aires y solamente tuvimos unas prácticas muy chiquitas. Igualmente me ha servido para mi trabajo, para poder desarrollarlo con chicos. Pude entender muchas cosas acerca de los instrumentos , y sobre todo en un proyecto que estoy haciendo ahora: instrumentos para niños, instrumentos "en serio y no en serie". La músicoterapia me ayudó a entender algunas cosas. Todo sirve.

¿Tienes otros proyectos que nos puedas comentar?

El proyecto constante es la Escuela de Luthería que tengo hace casi 8 años. Lo único malo es que tengo que postular todos los años al Fondo Nacional de las Artes para poder seguir con la Escuela. No es algo que tenga seguro, pero ese es un proyecto sólido que ya se ha ido desarrollando en pos del trabajo. Porque nosotros donamos la mitad de los instrumentos a escuelas de acá, de la región: charangos, cuatros venezolanos, guitarras. Y ahora estamos en otro proyecto que se llama "Instrumentos para niños", y se basa más que nada en hacer instrumentos para niños con maderas recicladas, ergonométricamente diseñados para niños, visualmente y acústicamente "instrumentos de verdad". O sea, yo construyo instrumentos para niños con maderas de excelente calidad pero que a veces no tienen su par o son más chicas de lo normal para un cuatro o una guitarra. A estos instrumentos nosotros los pintamos con la flora y la fauna de nuestra región para que los niños, también visualmente, puedan reconocer animales o flores que existen en su hábitat. Entonces estamos entregando un instrumento que también aporta otros conocimientos y la idea parte a raíz de un "cansancio", porque siempre llegan al taller personas adultas (papás o mamás, tíos) a arreglar instrumentos muy viejos para niños. "Total, para que aprendan". Pero un niño no va a aprender con un instrumento viejo, feo, que suene mal y que sea incómodo. Un niño necesita un instrumento apropiado para su edad. Que sea ergonométricamente cómodo, que suene lindo y que, visualmente, sea interesante. Esa es la idea: empezar a hacer instrumentos para niños "en serio y no en serie".

Muy interesante, Eduardo, Muchas gracias por tu tiempo.

Instrumentos para niños en el taller de Eduardo Cornejo
(foto: gentileza del artista)

Mañana, sábado 11 de abril de 2020, Eduardo Cornejo Miranda participará en el programa televisivo "La Ruta", a las 9 de la mañana (hora de Chile), 10 horas en Argentina, por el canal Mega. Desde el exterior puede sintonizarse a través de internet: http://mega.cl/senal-en-vivo

jueves, 9 de abril de 2020

Charanguistas en casa: nuevos conciertos

El éxito de las primeras presentaciones a través de redes sociales motivó dos nuevas fechas, a cargo de músicos sudamericanos.


#Charanguistasencasa

El viernes 10 y el sábado 11 de abril se realizará una nueva serie de conciertos a través de las cuentas de Instagram de cada artista, salvo indicación contraria.

Viernes 10 de abril

5 PM (17 hs.) México y Costa Rica
6 PM (18 hs.) Colombia, Perú, Ecuador, Panamá
7 PM (19 hs.) Bolivia, Chile, Paraguay, Venezuela, Puerto Rico, Cuba
8 PM (20 hs.) Argentina, Uruguay y Brasil:

Felipe Naranjo - Colombia
@felipecharango
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5:10 Méx
6:10 Col
7:10 Bol
8:10 Arg:

Iván Callejas - Colombia
@ileocao
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5:30 Méx
6:30 Col
7:30 Bol
8:30 Arg:

Willy Ríos - Bolivia
Facebook
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5:50 Méx
6:50 Col
7:50 Bol
8:50 Arg

Pilar Hija del Sol - Colombia
@pilar_hija_del_sol
___________________________

6:10 Méx
7:10 Col
8:10 Bol
9:10 Arg

Santiago Villota - Colombia
@santiagofelipevillota
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6:30 Méx
7:30 Col
8:30 Bol
9:30 Arg

Cristian Loachamín - Ecuador
@crischarango
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Sábado 11 de abril:

2:00 PM / 14 hs: Méx
3:00 PM / 15 hs: Col
4:00 PM / 16 hs: Bol
5:00 PM / 17 hs: Arg

Felipe Naranjo - Colombia
@felipecharango
___________________________

2:10 Méx
3:10 Col
4:10 Bol
5:10 Arg

Fabián Durán - Chile
@fab_charango
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2:30 Méx
3:30 Col
4:30 Bol
5:30 Arg

Jhoana Cabrera (Lyriel Juanita) - Colombia
Facebook
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2:50 Méx
3:50 Col
4:50 Bol
5:50 Arg

Julián Vanegas - Colombia
@juliancharango
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3:10 Méx
4:10 Col
5:10 Bol
6:10 Arg

Marco Aurelio Vílchez - Argentina
@marco.aurelio.vilchez
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3:30 Méx
4:30 Col
5:30 Bol
6:30 Arg

Daniel Amaya - Colombia
@danielamayacharango
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Foto: Archivo Trova Andina

miércoles, 8 de abril de 2020

Los primeros discos de Quilapayún llegaron a Spotify

Por desidia o desinterés del sello original, los primeros discos de Quilapayún quedaron descatalogados por décadas, sin pasar siquiera por el formato CD. Gracias al rescate del propio grupo y el sello Macondo Discos hoy podemos apreciar de manera completa el valioso material grabado entre 1966 y 1972




El grupo que hoy conocemos nació en el invierno de 1965 en Santiago de Chile. Fue originalmente un trío formado por Julio Numhauser y los hermanos Julio y Eduardo Carrasco. Era la época de una rara música llamada neofolklore. Sus cultores interpretaban canciones en ritmos de raíz folklórica con extraños arreglos vocales y ataviados con vestimentas que poco tenían que ver con los verdaderos habitantes de los campos. Afortunadamente esto fue como un punto de inflexión que comenzó a dar lugar a grupos y solistas que componían o interpretaban canciones con un profundo arraigo cultural y letras que invitaban a reflexionar. Era la génesis de lo que años después se englobó bajo el nombre de Nueva Canción Chilena.

El trío formado aquel mes de julio buscó un nombre que, lejos de copiar las tendencias del momento, fuera representativo de su esencia. Así, en un diccionario de términos mapuches encontraron las palabras quila (tres) y payun (barba), tras una extensa búsqueda. Estando en la Peña de los Parra "...tanto Ángel (Parra) como Víctor (Jara) comentaron que la pronunciación y la ortografía eran difíciles de recordar y se desencadenó una acalorada discusión sobre el tema, pero el tiempo ha demostrado que los otros tenían razón" [1]. El mismo año de su formación, Quilapayún participó en el concurso folklórico "Chile Múltiple", organizado por la Municipalidad de Viña del Mar. Los temas interpretados en esa ocasión fueron La paloma (trote nortino), El pueblo, una canción original de Ángel Parra, y el tema instrumental Quilapayún. Tocaron los integrantes originales junto a Patricio Castillo, obteniendo el Primer Premio y las primeras notas en la prensa. 


Quilapayún
LP: EMI Odeon SLDC 36614 (1967)


El álbum debut cuenta con la participación del trío original más la colaboración de Carlos Quezada (quien aparece a la derecha en la foto de portada) , Patricio Castillo, Ángel Parra y Víctor Jara. Incluye dos temas instrumentales de Eduardo Carrasco: el citado trote La paloma y la bellísima composición El canto de la cuculí. Víctor Jara aportó tres temas: Canción del minero (que grabó con el conjunto Cuncumén en 1962), Somos pájaros libres y La cueca triste, en coautoría con Carrasco. Aparecen también canciones populares como La boliviana, Dos palomitas (tema instrumental), Por una pequeña chispa y El borrachito. Un tema poco difundido es La perdida, con letra de Juan Ramón Jiménez y música de Quilapayún. No podemos olvidarnos de la poderosa canción El pueblo, de  Ángel Parra, y El forastero, con letra del escritor chileno Carlos Préndez Saldías (1892 - 1963) y música de E. Carrasco.


Canciones folklóricas de América (con Víctor Jara)
LP: EMI Odeon SLDC 35004 (1968)


Desde la colorida portada diseñada por Vicente Larrea hasta muchas de las canciones que componen el disco, hay un claro indicio que se trataba de un proyecto orientado hacia el público infantil. Husch-a-bye (Peter Yarrow y Paul Stockey), una dulce creación cantada en inglés por Víctor, Drume negrita (Eliseo Grenet), Remendé (Palomas del palomar), canción asturiana, Gira, gira, girasol (V. Jara) y El conejí (C. Préndez Saldías y V. Jara) son un buen ejemplo de ello. El disco fue lanzado a la venta durante una gira de Quilapayún por el exterior, por lo cual se completó con otros materiales que había grabado el grupo, bastante heterogéneos entre sí, desde El carrero, de los uruguayos Juan Capagorry y Daniel Viglietti hasta la canción en hebreo Noche de rosas (en realidad es Tarde de rosas = ערב של שושנים (Erev Shel Shoshanim) con música de Yosef Aadar y letra de Moshe Dor. 

Desde la cultura andina llega El llanto de mi madre (originalmente Mamay = Mi madre) con la poesía quechua de Juan Huallparrimachi (1793 - 1814) y música de Yayo Jofré, cantante e instrumentista del grupo Los Jairas. Peoncito del mandiocal, de Aníbal Sampayo, aborda la triste realidad del trabajo infantil en todo el mundo. Otros temas del repertorio latinoamericano son Mare Mare (popular venezolano) y los Tres bailecitos del célebre compositor boliviano Ernesto Cavour. El tururururú (canción de Salamanca) es una triste canción, cuya versión parece inspirada en la de Leda y María (1958). A pesar de la mezcla de idiomas, estilos e instrumentaciones, el disco es una buena muestra del estilo ecléctico del grupo. Los álbumes siguientes afianzarán el estilo que combina temas de raíz folklórica andina con el nuevo repertorio con contenido social. 


Quilapayún 3
LP: EMI Odeon LDC 35163 (1968)


Afianzado como sexteto (Carrasco, Quezada y Castillo más Willy Oddó, Hernán Gómez y Rodolfo Parada) y bajo la dirección artística de Víctor Jara,  Quilapayún adquiere definitivamente un carácter profesional en sus giras y presentaciones. Este disco nos permite apreciar una serie de canciones populares de diversos orígenes como A mi palomita (tema andino con parte del texto en quechua), Duerme, negrito (recopilada por Atahualpa Yupanqui en el Caribe colombiano), En qué nos parecemos (canción de Santander, España) y La fortuna (vidala riojana, Argentina). Hay dos temas instrumentales de Eduardo Carrasco: El árbol y la muy difundida Elegía al Che Guevara, con coro, también publicada en 1975 en el disco "El pueblo unido jamás será vencido". Otro tema instrumental, pero de Patricio Castillo, es el bellísimo Ñancahuazú, que permite apreciar la intensa sonoridad del charango. Dicen que la Patria es (Canción de soldados) es una obra de Chicho Sánchez Ferlosio, también conocida en la voz de Rolando Alarcón.

Un curioso Contrapunto ente el águila americana y el cóndor chileno y el Yaraví y huayno de la Quebrada de Humahuaca son ejemplos de la compenetración de Quilapayún con la cultura de los pueblos andinos. A ambos temas populares se suman la Canción del soldado, nunca grabada por su autor, Víctor Jara, y Manuel Ascencio Padilla, homenaje de Sergio Ortega al valiente luchador por la independencia de los pueblos americanos. 


Quilapayún 4
LP: EMI Odeon SLDC 36735 (1970)


Gracias a un acuerdo logrado con EMI Odeon, empresa con la que tenía un contrato vigente, Quilapayún pudo grabar su repertorio más explícitamente político en el naciente sello Jota Jota. Éste surgió experimentalmente para la publicación del disco "Por Vietnam" (1968). El éxito de esa edición propició nuevas publicaciones del sello conocido posteriormente como Discoteca del Cantar Popular (DICAP). Bajo esta etiqueta aparecieron los discos "Basta!" y la muy difundida "Cantata Santa María de Iquique", compuesta por Luis Advis e interpretada por Quilapayún (1970).

El cuarto disco para Odeon está integrado por poderosas canciones de autores latinoamericanos y un par de temas populares. Inicia con la Plegaria a un labrador, cuya primera versión (Quilapayún y Víctor Jara) apareció en un disco simple el año anterior. Los arreglos vocales del grupo potencian esta canción, que cuenta con arreglos de Patricio Castillo y que recibió el Primer Premio del I Festival de la Nueva Canción Chilena. El buen borincano, de Rafael Hernández Marín (1892 - 1965) y Tierra de Artigas, de Víctor Lima (1921 - 1969) forman parte de los temas "libertarios", al igual que la Plegaria...

Zamba de la toldería (Buenaventura Luna, Oscar Valles y Fernando Portal) es uno de los grandes éxitos del grupo argentino Los Cantores de Quilla Huasi. La versión de Quilapayún, con voces que se realzan sobre guitarras y bombo muy bien tocados, es uno de los puntos más altos de este disco. Milonga de andar lejos, de Daniel Viglietti, está vertida emotivamente en un contexto de profundos significados sociales.  Hay también temas instrumentales como el Huayno 1-2-3-4 (popular peruano), Canción del agua (Castillo y Carrasco) y una creación de Patricio Castillo titulada Gringa, que generan distintos sentimientos en el oyente: desde una honda serenidad hasta un gran deseo de bailar (en el caso del huayno).

Canción de Frondoso (texto de Lope de Vega y música de Federico García Vigil) se basa en un antiguo escrito que, de alguna manera, cobra actualidad en el contexto político de la época en que fue grabado este fonograma. Algo similar, pero más cercano en el tiempo, es lo que plantea en sus interrogantes Guitarra y noche, del recordado cantautor Ángel Parra (1943 - 2017). Cierra esta obra una canción panameña: Tío Caimán, de Carlos Francisco Chang Marín (1922 - 2012), de claro corte antimperialista.


Quilapayún 5
LP: EMI Odeon SLDC 36804 (1972)


Habiendo grabado la cantata "Vivir como él", que Luis Advis y Frank Fernández dedicaran a la figura de Nguyen Van Troi, la nueva formación de Quilapayún (con la salida de Patricio Castillo y la incorporación de Rubén Escudero) comenzó a trabajar en el que será el quinto y último disco para la EMI Odeon Chilena. Por primera vez aparece un tema compartido por Rodolfo Parada y Eduardo Carrasco: el instrumental Ausencia, que abre el fonograma. También está presente la segunda versión de Las obreras, canción popular boliviana que el grupo había grabado con Víctor Jara en 1968. A esta alegre canción andina le sigue la introspectiva melodía y otro tema instrumental titulado Guarén, ambos firmados por Carrasco. 

El compositor chileno Sergio Ortega aporta un tema en clave tradicional: Como la flor, con su particular toque de guitarra. Voy y vuelvo, tema instrumental de Carrasco, contrasta con su clima festivo a la reposada vidala Tan alta que está la luna (tradicional argentina). Sol del Perú (tradicional) inaugura un segmento instrumental, que continúa con los temas Amanda - Ortiga (S. Ortega), Preludio (Johann Sebastian Bach) y Vals de E. Carrasco. 

El músico docto Cirilo Vila (1937 - 2015) está presente en este disco a través de su Cueca de la libertad:

Y con lo de libertad,
la vida, nadie me engaña,
que mientras haya miseria
no hay libertad que valga.

Caramba, no hay libertad
si falta la dignidad.

El cierre está dado por un ritmo poco abordado por Quilapayún, el tango. La pieza elegida es La última curda, de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo, interpretada intimistamente en canto y guitarra


Otras ediciones:


"Cueca de la "libertad"
LP: Pathé Marconi - EMI Odeon 2C 062 - 81.545
Francia (1974)

Contenido idéntico a "Quilapayún 5" excepto tema 7 (se incorpora "Plegaria a un labrador" en lugar de "Tan alta que está la luna") y tema 10 (se incorpora "Tío Caimán" en reemplazo de "Preludio")


"20 grandes éxitos"
CD: EMI  7 98012 2
Chile (1992)

El canto de la cuculí; Yaraví y huayno de la Quebrada de Humahuaca; Guarén; Huayno 1-2-3-4; Las obreras; En qué nos parecemos; El borrachito; Gringa; Duerme, negrito; A mi palomita, Plegaria a un labrador; El carrero; Dos palomitas; Tres bailecitos; El buen borincano; Bailecito; Gira, gira, girasol; Tan alta que está la luna; Tú; La paloma.

La única edición en disco compacto selecciona cuatro temas de cada disco para conformar los "20 grandes éxitos" del título. Salvo algunas excepciones, constituye una buena muestra de la música de raíz folklórica andina, aunque ha sido insuficiente para mostrar todo lo que Quilapayún grabó desde sus orígenes. 


Referencias bibliográficas:

[1] Joan Jara: "Víctor Jara. Un canto (no) truncado". Ediciones LAR, Concepción (Chile) 1988. Pág. 106