El líder del
conjunto Illapu conversó con periodistas de Buenos Aires acerca del disco “Con
sentido y razón”, que el conjunto chileno presentará en esta ciudad el próximo
viernes 19 de junio.
“Nosotros
somos un grupo que empezó haciendo música andina hace 44 años en la ciudad de
Antofagasta, en el norte de Chile, una región andina de nuestro país. Nos
fuimos [a Santiago] en el 71, en pleno auge del gobierno de Salvador Allende,
con todo el movimiento cultural que también acompañaba a ese proyecto político.
Estuvimos hasta el 73, cuando viene el golpe [de Estado]; ahí paramos casi un
año. Retomamos la actividad en plena dictadura. En el año 76 fuimos muy
populares con la canción de Roberto Ternán “Candombe
para José”, eso nos permite una llegada fuerte a todo el público, nos
permite tener un espacio bastante privilegiado para la música folklórica.
Hacemos una primera gira a Europa en 1978. En 1981, cuando volvíamos de una
segunda gira nos detienen en el aeropuerto y nos expulsan de Chile. Vivimos
diez años exiliados: primero en Francia y en el año 86 decidimos venirnos a
América Latina. No podíamos volver a Chile, nos fuimos a México. Ahí esperamos
el retorno, que se produjo el 17 de septiembre de 1988, cuando está Chile
inmerso en el plebiscito [sobre la continuidad o no de Augusto Pinochet en el
poder] y volvemos a vivir en nuestro país en 1989. Empezamos nuevamente nuestra
actividad “desde cero”. Si bien teníamos un nombre, nos conocían, había que
rearmar y hacer todo de nuevo, y en el año 93 nos volvemos a hacer muy
populares en nuestro país con “Lejos del
amor”, que provoca una explosión tan
grande como la de “Candombe para José” en el 76. Eso nos permite desenvolvernos
en Chile, siendo privilegiados frente al resto de nuestros pares”.
“Hemos
estado seis veces en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar: también
es una cuestión bastante excepcional. Hemos girado por todo el mundo, seguimos
obteniendo una fuerte llegada. De hecho, este disco que les estamos
presentando, “Con sentido y razón”,
en Chile es “Disco de Oro”. Eso es bastante complicado, sobre todo con las
condicionantes de hoy en día, los discos por el internet y todo eso. Seguimos
siendo un grupo que tiene mucha popularidad y la gente en este caso busca el
disco físico, así que nos sentimos un poco profetas en nuestro país, en nuestra
tierra. Eso es un resumen muy, muy apretado [sobre la historia de Illapu]”.
Es como ser el hijo pródigo…
“Un poco sí.
Pero siento que esto también tiene que ver con mucho trabajo, somos un grupo
que trabaja mucho, somos muy cuidadosos de lo que hacemos. Tenemos una forma de
trabajar que es bastante exigente: ensayamos constantemente, diariamente
(cuatro o cinco días a la semana), varias horas. Y eso permite tener un grupo
que funciona muy bien. En vivo, además, logra una sonoridad bastante prolija”.
Cuidando voz e imagen…
“Sí,
cuidando la imagen, cuidando la poesía. Somos también en eso muy respetuosos de
nuestro público. Además sentimos que la canción es un vehículo muy importante
de comunicación, de movilización. Siempre lo hemos tomado de esa manera”.
En el arte del disco se menciona a
los estudiantes, a los mineros. Si tenés que elegir un momento de esos cuarenta
y cuatro años de Illapu, ¿cuál elegís?
“Es difícil
porque en más de cuarenta años hemos tenido momentos de mucha alegría y
momentos difíciles también. Entonces la nuestra es una historia que está
plagada de eso: de hermosos momentos, de duros momentos, como la historia de
nuestros países, de nuestro continente. Imagínate: ser expulsado de tu casa es
algo incluso difícil de poder transmitir la sensación que se vive. Pero que tú
vuelvas a tu casa en un momento y te reciban como si fueras casi una
personalidad del mundo, también son momentos muy profundos. Nos ha tocado vivir
cosas hermosas, cosas muy duras. Nos ha tocado, al igual que nuestra gente,
sufrir la pérdida de mucha gente, de amigos muy queridos, muy cercanos, que en
este momento son, como muchos en América Latina, desaparecidos. Con ellos
compartimos los mismos sueños, con ellos empezamos en la música cuando éramos
muy jóvenes. Entonces hemos compartido los grandes sueños y las grandes
tragedias de nuestro país”.
Roberto, veo que en este disco han
recreado obras de autores argentinos, como Raly Barrionuevo y Marino Coliqueo
¿Qué los ha llevado a interpretar estos temas?
“No es la
primera vez que en un disco tomamos canciones que no son nuestras. Los discos
de Illapu tienen habitualmente más del 90% de composiciones propias. En este
caso decidimos tomar canciones de distintos autores que admiramos, que
queremos, que los sentimos en un mismo camino. Canciones, además, muy
significativas del repertorio latinoamericano: no son dos o tres: está Víctor Heredia con “Sobreviviendo”; de Marino hemos tomado una canción que está
dedicada a Matías Catrileo, por lo
mismo la buscamos, porque para nosotros la Nación Mapuche tiene gran
importancia, sentimos que es una situación sin resolver, la que el Estado
chileno no ha sido capaz de tomar el toro por las astas y resolver. Una
situación muy desigual, que se ha creado a partir de la invasión a manos del
ejército chileno: después de la Guerra del Pacífico el ejército chileno hizo
una suerte de pacificación de la Araucanía, que fue una matanza, una situación
que dejó a la Nación Mapuche sin territorio, porque el mismo se repartió entre
distinta gente que venía de Europa. Se repartieron el botín pero la Nación ha seguido ahí, sigue luchando por
reconocimiento y, por lo mismo, quisimos tomar esta canción de Marino (“Nuestro mensaje”) pues sentimos que
refleja muy bien, a partir de la historia de Matías Catrileo, de lo que es la
historia del pueblo mapuche”.
“Tomamos la
canción de Raly (“Chacarera del exilio”)
porque para nosotros el exilio también tuvo una significación bien
importante. Queríamos hacer una chacarera, un ritmo que implica un gran
desafío, y buscando la chacarera, una que se llamara “Chacarera del exilio”
obviamente nos llamó la atención, por eso la tomamos. Bueno, y “Sobreviviendo” es una canción que nos
ha acompañado desde muchos años; con Víctor Heredia también hemos hecho un
camino en donde nos hemos encontrado en distintos momentos y “Sobreviviendo” es
una canción tan vigente, desgraciadamente, porque la guerra sigue reinando en todo el mundo. Por ello esta canción sigue
siendo un llamado de atención. Eso es principalmente, canciones que tomamos de
distinta gente con la cual nos identificamos y que, además, tienen distintas
lecturas. Poseen una lectura muy profunda que tiene ver con lo más íntimo de
nuestra historia”.
Además de elegir un tema del grupo
Che Joven ¿ustedes han tomado contacto con sus integrantes?
“Lo
conocemos a Marino, lo conocemos a Pablo, admiramos profundamente su trabajo y
por lo mismo llegamos a ellos. Bruno Arias nos hizo descubrir a los Coliqueo, a
Che Joven, e hizo que conociéramos una canción como “Nuestro mensaje” que hoy
día es una canción que identifica profundamente a mucha gente del pueblo
mapuche en Chile que ve en la historia de Matías Catrileo un poco lo que ha
sido la historia de la Nación Mapuche. Con ellos en algún momento nos cruzamos,
nos hemos dado la mano y seguiremos seguramente cruzándonos muchas veces.”
Roberto, ¿cuál es la influencia de
Violeta Parra y Víctor Jara en vuestra obra?
“Mira, Violeta
y Víctor hicieron de su quehacer una forma de vida, ellos se impregnaron de lo
más profundo del sentir de nuestro pueblo; el ir a poblados a rescatar la música,
la forma de vida, y a partir de eso, se impregnaban de eso para hacer su propia
composición desde ahí. Siento que es una forma de hacer canción a la que
nosotros también nos hemos abocado. En ellos sentimos un poco quienes nos han
señalado el camino. De hecho, un disco como “Con sentido y razón” es un disco que está absolutamente cruzado
por la forma de mirar el arte, la canción de Violeta y de Víctor”.
Ustedes también han hecho la
experiencia de ir a poblados…
“En menor
medida… Nosotros somos citadinos, de Antofagasta, una ciudad que está a orillas
del mar, un ciudad que está además en un territorio que perteneció a Bolivia,
por lo cual es una ciudad donde las historias se entrecruzan, donde hay
familias que hoy día están separadas por fronteras pero que tienen un mismo
origen. Nosotros cuando partimos en esto nos dimos la tarea de ir y ahondar en
lo que queríamos hacer. Fuimos primero a las festividades de nuestro pueblo.
Más que a investigar fuimos a vivir la experiencia, fuimos a compartir esa
experiencia de los poblados andinos, las festividades más centrales, y a partir
de ahí empezamos a hacer nuestro trabajo, una vez que nos impregnamos de eso. Yo
siento que ahí también está la influencia de Violeta, la influencia de Víctor.
La gacetilla habla de “una nueva
sonoridad”, que se le atribuye al ingreso de dos nuevos integrantes
“La verdad
es que no, porque eso es algo que surgió en algún momento, porque es difícil, siento, poner en los hombros de dos
chicos muy jovencitos que acaban de entrar que ellos vengan a cambiar la
sonoridad, para nada. Y además el nuestro es un disco que tiene larga data, más
de un año de trabajo, y los dos nuevos integrantes (Pablo Ponce y José Luis
Contreras) ni siquiera pensaban entrar a los Illapu cuando nosotros
estábamos trabajando en este disco. De hecho, los integrantes que se fueron
habían grabado ya sus partes en el disco: hubo que sacarlas y cambiarlas por
las de los dos que vinieron. Obviamente, preferíamos que el disco saliera con
quienes íbamos a seguir adelante. Ahí (en la interpretación de la gacetilla)
hay una lectura que no es real. El disco tiene que ver con una maduración del
grupo y donde dos nuevos integrantes, muy jóvenes, son también una savia que le
da un nuevo empuje, pero no significa que ellos vengan a cambiar nada que nos
hubiéramos propuesto”.
Roberto, cuando cantaron ese
“Candombe para José” sin saber que los iba a lanzar al éxito mundial, ¿qué han
sentido interiormente con la letra y la música?
“Bueno,
primero el “Candombe para José” para
nosotros fue una canción que conocimos en 1975, cuando nos vinimos al noroeste
argentino. Estuvimos en Jujuy y en Salta, estuvimos varios meses, ahí conocimos
el “Candombe…”, que se cantaba en todas las peñas y lo cantaban todos los
grupos. A nosotros nos llamó la atención, porque además su texto tiene varias
lecturas; el Candombe significó para nosotros buscar una sonoridad que venía
desde la música andina, las quenas, el huayno, y fusionarla con este candombe
de Roberto Ternán tuvo una sonoridad muy particular. El texto, al igual que el
de muchas otras canciones, sobre todos las del último disco nuestro, tiene una
doble lectura, muy profunda. El “Candombe para José” pareciera una canción nada
más que de jolgorio, pero tiene una lectura muy profunda y en el Chile de ese
momento, cuando salió el Candombe era todavía más importante. Hablar de pueblo en Chile era casi subversivo y
la canción hablaba de un pueblo olvidado, que obviamente la gente en Chile lo
relacionó con esa historia anterior, que es la que se había ahogado a sangre y
fuego, con la experiencia de Salvador Allende. Por eso fue tan fuerte lo que
provocó el “Candombe para José” en Chile. Porque había una lectura que, yo
siento, nuestro pueblo fue capaz de interpretar y nosotros fuimos nada más que
el vehículo en el que ellos se sintieron identificados. Hicieron suya una
canción que tenía ya su tiempo; obviamente ahí tomó una lectura mucho más
fuerte y profunda”.
La canción era en realidad una
especie de historia de lo que sucedía…
“Sí. Además
se convirtió en Chile en una canción que incluso se llegó a cantar en los
campos de concentración. El “Candombe para José” era una canción que en Tres Álamos y Cuatro Álamos [centros de detención en el sur de Santiago]
era la canción con que recibían y despedían a los presos políticos. Uno de esos
campos era un campo clandestino. El Candombe, además de escucharse en la radio,
era un tema que se coló en todos los espacios y que también se convirtió un
poco en una canción de lucha, una canción de esperanza también”.
¿Hubo peligro de que esa canción
fuera secuestrada, archivada para dejarla en un olvido?
“Es que era
difícil, porque los milicos no se
dieron cuenta de la forma en que iba creciendo esa canción. No existía lo que
existe hoy día en la radio, a nivel promocional y todo eso. Hoy día tú puedes
hacer popular una canción, de repente, moviendo ciertas palancas, o poniéndole mucho dinero. En ese momento fue una canción
que “se hizo sola”, que la radio la empezó a tocar, la gente la sintió de ellos
y se multiplicó sola. Porque además, en el Chile de [Augusto] Pinochet el
oscurantismo que reinaba era total. Entonces, que una canción como esa
provocara lo que provocó fue gracias a la fuerza que tenía y a la
interpretación y a la identificación que hizo nuestro pueblo de ella.
¿Se puede comparar con
“Sobreviviendo”?
“Bueno,
“Sobreviviendo” es una canción que
Víctor ha hecho parte del cancionero de América Latina y del mundo. Una canción
donde también se reconocen los pueblos y que la sienten también como un grito
de esperanza frente a un mundo que no ha logrado vivir en paz y la guerra sigue
“enseñoreándose” por todos lados.
Roberto, ¿qué mensaje les deja Nelson
Mandela, a quien homenajearon en una canción (“Mande Mandela”)?
“Nelson
Mandela era también un hombre que luchó, que hizo todo lo que hizo por su
pueblo. Un hombre que desde la cárcel llegó a la presidencia [de Sudáfrica],
que tumbó finalmente al apartheid. Es
una canción que hicimos cuando aún estábamos en Europa, y cuando la lucha por
la libertad de Mandela era una bandera de todo el mundo. Por eso la tomamos,
porque sentíamos en Mandela la identificación de la mucha gente que luchaba en
Chile y en América Latina también, buscando librarse de las dictaduras que
reinaban por tos nuestros países”.
Yo soy “muy hija” de los originarios
de esta tierra. No encuentro cercana la
posibilidad de que a los dueños de esta tierra, los originarios, los respeten.
¿Cuál es tu opinión en el día de hoy?
“Es difícil,
porque, obviamente, en los distintos países de América Latina se hicieron
dueños de la tierra castas de criollos, quienes, a partir de la corona
española, pasaron a ser quienes manejaran nuestros países. Hoy día, afortunadamente, hay una luz distinta en Bolivia. En ese
país por primera vez hay un Presidente que representa a las grandes mayorías, las razas originarias. Y eso, pienso, es un
ejemplo para el resto de América Latina, donde los criollos, primero de la mano
de los españoles, se fueron haciendo de los gobiernos, de los Estados, y fueron
convirtiéndose en la casta dirigente que hizo que los originarios de nuestros
países fueran los marginados entre los marginados. Después de todos estos años
aparece por primera vez en Bolivia un proceso distinto, donde hoy día hay una
República Plurinacional, por primera vez se reconoce a las distintas etnias
originarias y eso siento que es una luz para el resto de nuestros países”.
Nuestros pueblos no van a descansar
en paz porque nuestra tierra fue regada con la sangre de todos los originarios
que existieron en el mundo, siempre fueron los malqueridos. ¿Vos que opinás?
“Yo creo que
hay que buscar un camino que nos permita reconocer a nuestros pueblos
originarios, porque hay mucho que aprender de ellos: la relación que ellos
tienen con la naturaleza, la forma en que se estructuran sus sociedades. Siento
que de ellos deberíamos aprender tanto. Desgraciadamente no ha sido posible por
la forma como se planteó primero la conquista de los españoles. Eso hizo que se
perdiera mucho la riqueza que pueden entregarnos nuestros pueblos originarios”.
“Siento que
la música y lo que uno puede hacer desde la canción, hacer un aporte a nuestros
connacionales siento que es algo que llena y que hace muy bien al espíritu”.
Roberto, ¿qué sueños están aún por
cumplirse dentro de tu corazón, a más de cuarenta años de ser el fundador de
este grupo exitoso y con todas las cosas que han pasado?
“Los sueños
nuestros, más que con lo artístico tienen que ver, a esta altura, con la
búsqueda de un camino distinto para nuestros países. Hemos tomado la canción
casi como un vehículo que nos permite desde ahí estar abogando por un mejor
camino, por una mejor repartición de la riqueza; siendo por sobre todo un
continente que tiene tanto, que la riqueza sea más justa. Así que más que lo
artístico—que hemos hecho mucho, que hemos girado por el mundo y que hemos
hecho grandes cosas—siento que a la tarea a la que estamos abocados hoy día
tiene que ver con eso social, con esa identificación con nuestros estudiantes
en Chile, la lucha que están dando, con los movimientos sociales, con el hecho
de buscar que nuestra América Latina pueda ser en algún momento una gran
Latinoamérica unida que permita, sobre todo, cumplir esos sueños de nuestros
pueblos”.
Agradecemos
especialmente a
Silvia Majul
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