Víctor Jara, en su doble condición de cantautor y director teatral, ha estado presente en la vida del grupo Quilapayún prácticamente desde su nacimiento. Junto a Ángel Parra, Víctor ayudó decisivamente a dar forma al primer fonograma del entonces trío (Julio Numhauser y los hermanos Julio y Eduardo Carrasco, a quienes se sumaría Carlos Quezada). También fue importante la ayuda de Víctor respecto a la presencia escénica y a la necesaria disciplina en los ensayos. Aquel recordado álbum inicial, grabado en 1966, cuenta con obras de Jara como Canción del minero, que ya había sido grabada en 1961 por Víctor y el Conjunto Cuncumén, Somos pájaros libres y Canción del soldado, inéditas en la voz de su creador. Por su parte, la canción popular española El tururururú, grabada por los Quila y el cantor de Lonquén para el disco “Canciones folklóricas de América” es una de las que aparece en esta nueva producción, registrada en vivo en el Teatro Teletón de Santiago de Chile el 27 de agosto de 2009.
Otra de las canciones que registró el grupo junto a Víctor Jara ha sido la Plegaria a un labrador, obra que ganó el Primer Premio en el Primer Festival de la Nueva canción Chilena (1969). Primero apareció en un disco simple y posteriormente la grabaron Quilapayún por un lado y Víctor por otro, con la colaboración de Patricio Castillo en arreglos y concepción de la melodía. Recordemos que entre mediados de los 60 y comienzos de la década siguiente en toda América Latina hubo grandes cambios sociales y culturales que marcaron a varias generaciones. Diferentes vertientes musicales (rock, pop, Nueva canción, etc.) y grandes influencias de artistas señeros como Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui quedaban plasmadas en colaboraciones entre artistas de distintos géneros (Víctor Jara con el grupo Blops, Quilapayún con Carlos Puebla, etc.). Comenzaba a escribirse una rica historia en la música de nuestro continente. A su vez, se destacaba el trato humano entre músicos y desinteresadas colaboraciones, historias llenas de anécdotas como las que protagonizaron el artista homenajeado y Quilapayún. Si bien la relación artística entre ambas partes finalizó a principios de los 70, el conjunto mantuvo su agradecimiento y homenaje a Víctor Jara. Encontrándose de gira por Francia, los Quila se enteran del cruento golpe militar del 11 de septiembre de 1973, donde muere el Presidente Salvador Allende. Pocos días después, Víctor Jara cae asesinado por los militares en el estadio Chile.
Entre las obras de Víctor que el grupo grabó en el exilio se destacan Con el alma llena de banderas, dedicada al joven militante Miguel Ángel Aguilera, asesinado en una manifestación en la ciudad de Santiago, Paloma, quiero contarte y la Canción para Víctor, compuesta por Eduardo Carrasco. Las dos últimas pertenecen al disco Umbral, de 1979. En este nuevo disco en vivo aparecen, además de todas las canciones citadas, dos que no habían sido grabadas por Quilapayún hasta ahora: La cocinerita, cueca recopilada en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) y Herminda de la Victoria (Alejandro Sieveking – Víctor Jara), perteneciente a la obra “La población”, de 1972. Esta producción discográfica de Víctor nos cuenta la historia de una toma de terrenos en las afueras de la capital chilena, en el año 1967. Al nuevo asentamiento se lo nombró Herminda de la Victoria en homenaje a una niña de pocos días de vida muerta en la contienda entre pobladores y la policía.
El conjunto Inti-Illimani Histórico, liderado por Horacio Salinas, ya había colaborado con Quilapayún en el espectáculo Inti + Quila, presentado en varias ciudades (incluida Buenos Aires) y que se plasmó en un álbum doble publicado sólo en Chile. Esta vez los Inti participan como invitados en dos canciones de Víctor que ellos tocaron junto a su creador (La partida y Vientos del pueblo), más Tinku, popular boliviana, y El aparecido, canción dedicada a Ernesto “Che” Guevara, aparecida a principios de 1967 en un disco simple de Víctor. La colaboración de Inti-Illimani y Víctor se dio a partir de 1969, con la grabación del disco “Canto libre” y continuó en distintas producciones para el sello DICAP. La unión de Inti + Quila para homenajear a Víctor es más que acertada, a través de exquisitos arreglos vocales e instrumentales que potencian el particular estilo de cada uno de los grupos, sintetizándolos en versiones prácticamente insuperables.
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