Desde hace diez años viene desarrollándose, con no poco esfuerzo, el Ciclo “Charangos en Argentina”, organizado por Adriana Lubiz, Luis Pérez, Carlos Ochoa y muchas otras personas que aman la sonoridad de este instrumento. El concierto de esta noche ha estado dedicado al músico y luthier Jorge “Chiquito” Rodríguez.
Viernes 19 de agosto de 2011
Centro Cultural Unión Ferroviaria
Av. Independencia 2880, Ciudad de Buenos Aires
En Argentina siempre hemos tenido muy buenos charanguistas. El precursor de este instrumento en nuestro país ha sido, sin dudas, Jaime Torres, quien luchó contra viento y marea para darle la difusión merecida a este noble instrumento. El problema ha residido precisamente en la escasa difusión de esta música. Torres, y todos los amantes de estas sonoridades andinas, se benefició con el llamado “boom del folklore” de los años 60, llegando a grabar con Ariel Ramírez, Mercedes Sosa y muchas grandes personalidades de nuestra música. Pero poco se ha sabido de otros ejecutantes de este instrumento de cuerdas. Ha pasado mucho tiempo desde aquella época; felizmente encontramos músicos jóvenes interesados en el charango y no sólo en su faceta más folklórica, tal como hemos reseñado desde este sitio.
Entre las virtudes del ciclo “Charangos en Argentina” podemos citar la posibilidad de que los alumnos puedan mostrar su arte en público. Este viernes 19 ha sido la oportunidad para apreciar la labor del maestro Héctor Mancilla y sus discípulos. Gonzalo Laferrera nos ofreció la obra “La partida”, de Víctor Jara, bella y de cierta complejidad. Gonzalo supo salir airoso del enorme desafío; algún pequeño error pudo ser subsanado por el loable esfuerzo en ofrecer una hermosa interpretación. Seguidamente se presentaron Andrés Urdiciain (charango) y el maestro Mancilla (guitarra) para ofrecer una exquisita versión instrumental de la clásica zamba “El Antigal”, de Ariel Petrocelli, con música de Daniel Toro y Lito Nieva.
Como número principal se anunciaba la actuación de Abya Yala, agrupación musical formada en 1989. Su nombre proviene del nombre dado por el pueblo kuna de Colombia y Panamá, antes de la llegada de los colonizadores europeos, al continente que hoy conocemos como América. El primer disco de Abya Yala se tituló “América en música y palabras”. A lo largo de los años, el grupo se presentó en importantes salas de Buenos Aires y el resto del país, publicando otros dos discos entre los años 2000 y 2002, preparando un tercer CD que estaría disponible a fin de año. Hoy sus integrantes son Horacio Salazar (vientos), Horacio Baylis (bajo eléctrico), Ernesto Salazar (percusión), Oscar Russo (charango, guitarra y tiple), Jorge Giorno (percusiones) y Nahuel Toucedo (flauta traversa). Para esta presentación se ha sumado uno de los miembros fundadores del grupo: Adriana Lubiz en charango.
Abya Yala en "Charango Argentino"
(Foto: Facebook)
Si bien el grupo Abya Yala suele incluir canciones en su repertorio, esta vez el concierto fue enteramente instrumental. Comenzó la presentación con “Pampa Lirima”, un tema del compositor chileno Roberto Márquez, quien la grabó originalmente con el grupo Illapu en 1984. La versión de Abya Yala incluye un arreglo para flauta traversa, manifiesto hacia el final del tema. Esta característica de la agrupación le da un carácter especial; son ineludibles las influencias de corrientes del jazz en este conjunto, lo cual por un lado le brinda una importante singularidad, pero por otro la aleja de una sonoridad plenamente sudamericana que caracteriza a algunos grupos de los cuales toman temas para su repertorio. Una de las melodías en las que se luce el grupo es “Ven a mí”, de William Centellas. Abya Yala posee una gran fuerza interpretativa, manifestada a puro ritmo en obras de Oscar Russo, Lucho Sala y Ricardo Vilca, por ejemplo. En el tema “Managua”, que estará presente en el nuevo CD, se destacan el charango y el bajo.
Hacia el final de su interpretación, los músicos se van retirando de a uno, pero previsiblemente regresan para ofrecer un bis: nada menos que “Tempestad”, de Alex Sánchez Bustamante, conocida originalmente por la versión del grupo Savia Andina. Más allá de las singularidades—cada solista se destaca plenamente en su instrumento—el grupo suena sólido, bien afirmado en el conocimiento del repertorio, realizando interesantes arreglos en base a los temas originales.
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