PÁGINAS

domingo, 13 de enero de 2013

Quilapayún (Parada / Wang) presenta su disco "Absolutamente"


PICAP (España)
Lucio Alfiz Producciones (Argentina)
Discos CNR (Chile)




Breve introducción histórica
El grupo Quilapayún se formó en 1965, bajo la dirección de Eduardo Carrasco. Sus versiones de melodías andinas (creaciones propias y tradicionales) y la militancia política traducida en la interpretación de canciones revolucionarias de distintos orígenes llevaron a Quilapayún a un gran nivel de popularidad no sólo en Chile, sino también en otros países de la región e incluso de Europa, a través de importantes giras. El golpe militar de 1973 encuentra a los integrantes del grupo en Francia, donde deben permanecer largos años. Un paulatino alejamiento de la militancia política cambia los paradigmas creativos del conjunto. Carrasco se aleja temporariamente de Quilapayún, cediendo su dirección a Rodolfo Parada. “Latitudes” (1992) es uno de los discos destacados de esta etapa.
Varios de los integrantes históricos del conjunto expresan sus diferencias con la gestión de Parada, a quien inician un proceso acusándolo por el depósito ilegal de la marca “Quilapayún” en Chile y en Francia. Carlos Quezada, Ricardo Venegas, Hernán Gómez, Hugo Lagos y Guillermo García se retiran de la agrupación.  En 2002 se reúnen en Santiago con Eduardo Carrasco y comienzan a realizar actuaciones y grabaciones. Por su parte, Rodolfo Parada, Patricio Wang y Patricio Castillo, debido a compromisos contraídos con anterioridad, suman a integrantes del grupo Ortiga para grabar en directo el disco “A Palau”. Al coexistir dos grupos que disputan el mismo nombre la prensa los denomina “facción chilena” (dirigida por Carrasco) y “facción francesa” (dirigida por Parada y Wang).

En diciembre de 2007 la Quatrième Chambre de la Cour d'Appel de París falló a favor de los integrantes históricos del grupo, prohibiendo a Parada y compañía el uso de la marca y el logo Quilapayún en Francia. De esta manera, esta facción se vio obligada a utilizar el nombre Guillatún en el país galo. La aparición de este nuevo disco, a diez años de su última producción, “A Palau”, actualiza el conflicto aun no dirimido en Chile. Defensores y detractores de cada una de las facciones del grupo emiten duras opiniones en las que no se privan de negar el talento de los músicos cuestionados en cada caso. A continuación ofrecemos nuestra opinión del reciente fonograma.
 
El disco

El desafío de generar nuevas canciones a casi cincuenta años del nacimiento de Quilapayún (grupo al que se incorporaron, muy jóvenes, Patricio Castillo y Rodolfo Parada) no parecía nada fácil. El resultado es un disco que podemos considerar bueno, sin creaciones grandilocuentes pero sí agradable de escuchar. A varios de los temas compuestos por Parada se suman algunas creaciones elegidas con acierto. Asumiendo que no son las mejores versiones grabadas, podemos reconocer la intención de recrear obras imperecederas, como  El gavilán (cantada por la joven Josefina Echenique) y Según el favor del viento. A estas importantes obras de Violeta Parra se suma Por ellos canto, de Daniel Viglietti. La concepción de los arreglos vocales e instrumentales se traduce en versiones lentas que parecen deslegitimar la intención original, muy especialmente en los dos últimos temas citados, que carecen de fuerza interpretativa. Este estilo se repite en Manuel Ascencio Padilla, de Sergio Ortega, y en la creación de Castillo Rosa de los vientos.
Más interesantes son las versiones de Transiente, tema instrumental de Patricio Wang, y de Allende, de Parada, grabada en vivo. Por su parte, Chilandó intenta nuevas búsquedas sonoras, brindando una necesaria variedad musical en el repertorio del disco. Aquí estamos, grabada originalmente para la campaña electoral de Tabaré Vázquez en 2004 es una canción pegadiza con una lírica interesante pero que está muy lejos de la épica de Venceremos y otras creaciones grabadas por Quilapayún en los 70.
Canto a la pampa, compuesto por Francisco Pezoa tomando como base musical la habanera “Ausencia”, de Tomás Gabino Ortiz, es uno de los mejores temas de esta edición. Grabado por primera vez en el disco “Por Vietnam” (1968), esta vez podemos apreciarlo en la voz de Patricio Castillo, protagonista privilegiado de la historia de la Nueva Canción Chilena. Cierra el disco una enésima versión de La batea, como un simpático colorario de un disco que prometía más.